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La fotografía de moda y la nueva realidad: Cómo sobreponerse a la imposibilidad de contacto

Foto del escritor: Cayo AgenciaCayo Agencia

Con la irrupción del COVID19 la relativa normalidad del día a día cambió; el Home office se adueño de la cotidianidad de aquellos que pueden continuar con su trabajo desde casa, pero muchas industrias que dependían del contacto de forma exclusiva para generar y dar vida a su trabajo tuvieron que repensar exhaustivamente la forma en que encararían esta nueva normalidad. Una de estas profesiones es la de los fotógrafos de moda, que junto con las marcas, revistas y nuevos medios generan gran cantidad de contenido para la altísima demanda de sociedades de consumo cómo las actuales. Con el boom de los medios de comunicación no tradicionales, las redes sociales y las medidas de aislamiento preventivo obligatorio, la demanda y el consumo de moda en formato digital aumentó exponencialmente en los últimos meses y la necesidad de crear contenido acorde a esta nueva realidad se volvió una urgencia. Pero, ¿cómo modificar las actividades reinterpretando los elementos a nuestro alcance?


Las formas artísticas se adecuan al contexto social

Como en cada momento histórico, los modos y formas de expresión se reinventan adoptando elementos que se corresponden con el carácter político, las maneras de pensar y los gustos de la época. Todas las variaciones en las estructuras sociales ocurridas a lo largo de la historia influyen necesariamente sobre las modalidades de la expresión artística y este nuevo ordenamiento social impuesto por el Coronavirus no sería la excepción. Si pensamos por ejemplo en sus comienzos, la fotografía fue altamente aceptada por todas las capas sociales. Su poder radicaba y radica en su capacidad de reproducir de forma casi exacta la realidad externa y en su forma de incorporar los elementos de la cotidianidad a la vida política, social y cultural de las sociedades.


En un principio, la fotografía en la moda era utilizada para llevar registro del inventario de las grandes tiendas departamentales y boutiques. El objetivo era lograr documentar sobre las modelos las prendas que se iban elaborando y desarrollando. Hacia finales de 1880, con el auge y perfeccionamiento del daguerrotipo se puso de manifiesto la posibilidad de utilizar esas imágenes con fines comercial. En 1876 surge en NY, la primera publicación semanal que muestra moda de Francia y Alemania, Harpers Bazaar. En 1888 aparece por primera vez la fotografía de una modelo en su tapa. En 1892 nace en Francia, la primera revista de moda llamada “La mode pratique”. Ese mismo año se publica por primera vez en su tapa una fotografía de moda con fines comerciales. A partir de ese momento, y gracias a los avances técnicos de la época la fotografía de moda comienza a ser habitual en las páginas de la revista VOGUE (1892) y sus competidoras.


El reflejo de una nueva normalidad

Con el desarrollo de la pandemia a nivel mundial, durante los meses de Marzo y Abril comenzaron a aparecer las primeras publicaciones en redes sociales y en revistas de moda que tomaban elementos de esta nueva normalidad y los trasladaban a sus páginas y contenidos. La primera en captar la atención del público fue Vogue Portugal que con una doble tapa supo reflejar de forma acertada no solo las nuevas estéticas sino también los sentimientos asociados a esta pandemia.



Posteriormente, y con la prolongación de la cuarentena en todo el mundo, comenzamos a ver otro tipo de contenido, en el que las nuevas tecnologías son puestas en juego, desafiando sus limites imaginados para lograr algo nunca hecho antes. Así aparecen las sesiones, campañas y entrevistas fotografiadas a través de plataformas como Zoom o FaceTime. El pionero fue el fotógrafo italiano Este nuevo tipo de sesión fotográfica no surge para ser igual a lo ya conocido, ya que resulta imposible comparar el resultado de una sesión de estudio o exteriores con un equipo completo y estas en las que interviene solo el fotógrafo, la cámara de la notebook y los recursos con los que cuente la modelo. Sin embargo los resultados son sumamente disruptivos. ¿Por qué? Porque lo que prima no es la calidad fotográfica sino la creatividad. Lo superficial es dejado de lado buscando simplificar y volviendo a lo esencial.



(Bella Hadid para Vogue Italia)


Los nuevos grados de intimidad

Una de los elementos que remarcan la mayoría de los profesionales a la hora de nombrar aspectos positivos de esta nueva modalidad es el grado de intimidad que se logra en la sesión. Los sujetos permiten el ingreso de la lente al universo de su espacio intimo. Este desplazamiento espacial virtual permite a los fotografiados alcanzar un nuevo grado de vulnerabilidad y comodidad frente a un otro que no está verdaderamente allí. La barrera que los sujetos construyen entre su yo social y su yo intimo se desvanece y les permite mostrar una versión más natural y libre de sí mismos. Hay un nuevo grado de espontaneidad en esta forma de hacer, que se condice con la urgente necesidad de representar otro tipo de belleza, una belleza real, frágil y vulnerable en un mundo en que ni siquiera los mas afortunados tienen el futuro asegurado.


Resulta interesante pensar qué tan necesaria fue esta pandemia para desarticular patrones de trabajo y de funcionamiento que venían siendo cuestionados por su falta de ética, su impacto ambiental o el costo humano.

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